lunes, 31 de octubre de 2011

Siete meses sin coger

(En realidad van a ser ocho, pero prefiero los números impares)


Hace tiempo venía pensando que tenía que escribir sobre esto, pero no ha sido fácil. Hay temas que uno no sabe cómo abordar, que son espinosos, que pueden resultar hasta incómodos para algunos, demasiado personales. Pero se llegó la hora de decirlo: Argentina me arrebató el inmenso placer de coger. 

Y me lo quitó -¡vaya paradoja!- porque aquí le dan un solo y orgásmico sentido a ese polifacético verbo que, en mi tierra, se usa para todo: uno coge desde el bus hasta la cuchara y le dice a los amigos "cogeme esto" (señalando cualquier objeto) y ellos lo toman por vos y te lo pasan, sin mirarte lascivamente. Uno también "se las coge en el aire" cuando entiende mensajes ultracifrados, coge impulso y, por si fuera poco, a uno lo coge la tarde, la pereza, el desaliento, el sueño. Cuando alguien pregunta cómo llegar a algún lado, uno le dice "coja derecho por aquí tres cuadras y llega" y si de hablar de guerrilleros se trata, las señoras explican que tal o cual muchacho "cogió pa´l monte". Se "coge" a alguien en la mentira cuando se descubre un engaño, se cogen materias y seminarios en la Universidad... ¡¡¡hasta los vicios se cogen!!! (¿Se acuerdan de sus  mamás quejándose de que el niño cogió el vicio de no tender la cama, o cualquier otro?). 

Cogiendo se nos va la vida... pero acá no se puede. Acá todo se toma o se agarra. Y a veces funciona: tomar el colectivo suena sensato o agarrar los libros, pero son muchas las expresiones que no pueden usarse ya, no sólo porque algunas no van a entenderlas, sino también para evitar miradas de reproche o risitas maliciosas ante un "cogeme la mochila", que era una solicitud inocente.

Es sumamente complicado manejar el destierro lingüístico de un verbo tan útil, tan cargado de sentidos. Lo único que me consuela es que los colombianos no somos los únicos que sufrimos: he hablado con españoles, mexicanos, ecuatorianos, venezolanos y todos padecen como nosotros esa pérdida obligada. Ya cogeremos tranquilos cuando volvamos. 

Como dato curioso, les cuento que el Diccionario de la RAE incluye 32 acepciones del verbo coger y aquella que se refiere a "realizar el acto sexual" (sic) es la 31. Pa´ que piensen quiénes son los raros. (Compruébelo aquí: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=coger)





6 comentarios:

  1. A mi me dan como corrientazos cerebrales cada vez que termino de pronunciar la "r". La última vez me corrigió un señor con acento peruano: "se dice tomar".

    Me gustó. :)

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  2. Jajajajaja ¡Me imagino! Solía sucederme al principio... ya después no me quedó más remedio que eliminarla de mi vocabulario. Ahora hasta hablando con mi familia digo "tomar". Es tristísimo, jejeje.

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  3. Pues muy bueno. Cuando voy a viajar a algún lugar que alguien conoce siempre solicito 'tips' culturales y salen muchos relacionados con el lenguaje.

    Desde mi llegada a la costa he tenido que adoptar una censura similar con una palabra que es hasta fea: chucha. En mi tierra tiene significados y usos muy simpáticos, pero acá es una palabra proscrita que genera más aversión que un madrazo.

    Me gustó mucho el post, muy divertido y adecuado. Espero que pronto se disipe esa larga abstinencia, cuando coja pa' Colombia.

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  4. En Chile uno no puede dar picos... o lo miran mal.

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  5. Lo bueno de la proscripción de "chucha" es que, como usted bien dice, es una palabra fea y que no se usa para todo en la vida cotidiana... a diferencia del verbo coger. Cuando vuelva, espero poder acostumbrarme a usarlo de nuevo; ha sido tan puesto al margen que ya casi nunca me sale espontáneamente.

    ¿Quá pasa con los picos en Chile? ¿Qué quiere decir?

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