viernes, 4 de noviembre de 2011

Cerca de la revolución

El ángel vigía. Así se llamaba el recital de Charly al que fui hace un par de semanas en Buenos Aires. Ya sabía yo que iba a morir de la emoción, pues bastaba poder escuchar Desarma y sangra en vivo para que la felicidad ante tanta belleza me invadiera. Y claro que eso pasó, pero las emociones fueron más. Sobre todo porque no esperaba ver a un Charly tan lúcido y tan conectado con el público, pues hace años nos tiene acostumbrados a actuaciones erráticas y olvidos de letras que le perdonamos siempre porque a un dios no se lo juzga.

Iba preparada para verlo no tan bien, y mi sorpresa fue inmensa cuando lo descubrí lleno de energía, bailando, tocando el piano y acompañado por una banda fenomenal con un nombre provocador: The prostitution. Al principio todo era silencio y cuando empezaron a proyectar las carátulas de todos sus discos acompañadas de pequeños fragmentos de canciones, supe de una forma contundente lo que había presentido siempre: que de Charly y todos sus grupos es la banda sonora principal de mi vida, así como la de muchos otros que han descubierto en la hermosura desgarrada de sus letras un espejo de las propias angustias y alegrías.

Muy pronto dejé de cantar y comencé a gritar, a unirme a ese coro espontáneo que atestaba el Gran Rex y que adoraba a ese genio que le ha visto mil veces la cara a la locura y a la muerte hasta volverlas sus eternas compañeras, las que persisten pero no se lo pueden llevar a ningún lado porque la vida que lo inunda siempre ha sido más fuerte.

Al borde de la euforia clamé I´m not in love, y ya cerca del delirio, con los ojos cerrados y subida a una silla (de la que después amable y civilizadamente me pidieron bajar) descubrí lo profundo que me llega la letra de Esos raros peinados nuevos.

Todo era fuerza y fiesta, rock en estado puro que llegó al éxtasis cuando después de mucho pedir que regresara nos dio tres canciones más que no estaban incluidas en el programa: Cerca de la revolución, Fanky e Instituciones, esta última ya sin la parsimonia de Sui Generis, vuelta energía desbordada, convertida en rabia y más rock.

Les dejo algunas fotos y vídeos, todos pésimos por la distancia del escenario y la precariedad de mi cámara, pero una muestra al fin de lo que viví esa noche:












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